La broncoscopia es un procedimiento que consiste en la exploración endoscópica de las vías aéreas con el fin de obtener muestras para estudio de infecciones pulmonares o del cáncer, principalmente, aunque también puede usarse con fines terapéuticos para solucionar problemas de obstrucción grave de la tráquea y los bronquios principales mediante la aplicación de técnicas mecánicas y térmicas para destruir tumores y eventualmente insertando prótesis en el interior de la vía aérea, controlar sangrado de origen respiratorio que amenaze la vida (hemoptisis), extraer cuerpos extraños y últimamente se está también en el tratamiento del asma (termoplastia bronquial) y la EPOC (reducción endoscópica de volúmen pulmonar).
Para hacer el procedimiento se dispone de dos instrumentos: el broncoscopio rígido, inventado en 1897 por el Dr. Gustav Killian, es un dispositivo de gran calibre, cilíndrico de hasta 14 mm de diámetro que se usa únicamente con fines terapéuticos y que necesariamente requiere del uso de la anestesia general y el broncoscopio flexible, instrumento inventado en 1968 por el Dr. Shiguetto Ikeda, que se usa con fines diagnosticos y terapéuticos y por su naturaleza flexible permite explorar todas las divisiones bronquiales.
El broncoscopio flexible es más fácil de usar y más del 95% de los neumologos son competentes en la realización del procedimiento. El procedimiento es seguro y por lo general bien tolerado si se hace con sedación.
El broncoscopio rígido requiere de una técnica más exigente y de un entrenamiento especial, por lo que se realiza en pocas instituciones ya que menos del 15% de los neumólogos tiene entrenamiento en esa área. Debido a su gran tamaño permite mejor control de la vía aérea en situaciones de emergencia.
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